Sí y No
Impreso con apoyo financiero de la Universidad del Sarre. La traducción al español fue financiada por el Instituto Goethe. La reproducción de los fragmentos de piezas de Roland Schimmelpfennig se hace con la autorización de la editorial S. Fischer Verlag (Fráncfort del Meno).
Illustraciones: p. 8/9 Iko Freese/drama-berlin.de, p. 38/39 Arwed Messmer, p. 64/65 Violena Ampudia
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Sí y No
Conferencias sobre dramática
Cátedra poética de dramática (Universidad del Sarre)
Edición con epílogo de Johannes Birgfeld
© 2014 by Theater der Zeit
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Editorial Theater der Zeit
Director: Harald Müller
Im Podewil | Klosterstraße 68 | 10179 Berlin | Germany
www.theaterderzeit.de
Lectorado: Irati Elorietta, Orestes Sandoval Lopéz
Traducciones: Orestes Sandoval López
Diseño: Bild1Druck, Berlin
Diseño de cubierta: Sibyll Wahrig, foto © Roland Schimmelpfennig
ISBN 978-3-943881-53-0
Roland Schimmelpfennig
Conferencias sobre dramática
Cátedra poética de dramática (Universidad del Sarre)
Edición con epílogo de Johannes Birgfeld
Nota preliminar a la traduccion al español de Sí y No
de Judith Maiworm
Primera conferencia
Segunda conferencia
Tercera conferencia
Epílogo de Johannes Birgfeld
Anexo
A primera vista puede causar asombro que un libro que contiene conferencias de poética, impartidas por un autor dramático alemán en una Universidad alemana, se publique en una edición bilingüe. La significación que la dramática contemporánea alemana ha alcanzado en los últimos diez años, sobre todo en el ámbito hispanoparlante, probablemente no se conozca en Alemania y debe ser explicada.
Johannes Birgfeld llama la atención en su epílogo sobre la vida marginal que llevan los textos dramáticos en Alemania, donde las puestas en escena gozan del debido reconocimiento en las páginas culturales de la prensa, pero los textos mismos son poco publicados y muy pocas veces se repara en ellos fuera de la realización teatral. Seguramente esto tiene que ver con una dimensión del teatro en lengua alemana, que concibe el texto solo como un elemento entre muchos otros que contribuyen a generar la obra de arte total llamada teatro; el texto como punto de partida importante, sí, pero sobre todo como material. Esta relación con las piezas teatrales suele causar sorpresa en el extranjero; al fin y al cabo, tanto en la tradición teatral anglosajona como en la hispanoparlante, de lo que se trata es de encontrar la adecuada expresión artística para la intención del texto y, de esta forma, también del autor.
En muchos países latinoamericanos existe entre los directores jóvenes una verdadera hambre de textos teatrales contemporáneos, lo cual, en parte, se explica a partir de la historia más reciente, en la cual la producción cultural, debido a la situación política, estuvo truncada del intercambio con el desarrollo internacional durante muchos años, por ejemplo en Chile durante la dictadura de 1973 a 1990. El intercambio con autores y directores internacionales facilita el camino para salir de la marginación a que se vio sometida la escena teatral durante los años de Pinochet.
La difusión de la dramática alemana contemporánea en América Latina ha sido promovida a través de un programa del Instituto Goethe, que permite a cada representación del mismo encargar anualmente la traducción de tres piezas teatrales al español. Al mismo tiempo los festivales de dramática alemana y europea en general, celebrados en Argentina, Chile, Colombia y Cuba, contribuyeron también a que un amplio público teatral conociera la obra de autores como Dea Loher, René Pollesch, Anja Hilling, Philipp Löhle y el propio Roland Schimmelpfennig, por mencionar solo a unos pocos. Las adaptaciones realizadas por los directores locales han sido a veces tan exitosas que se las ha invitado al festival Días Teatrales de Mülheim, como por ejemplo la puesta en escena cubana de El dragón de oro de Schimmelpfennig, con dirección de Raúl Martín.
Roland Schimmelpfennig vive en Berlín y en La Habana. Su primera pieza en Cuba fue Un sueño árabe. Se presentó primeramente durante una lectura dramatizada en el otoño de 2004 y dos años después apareció en la primera publicación de dramática alemana contemporánea de la editorial teatral cubana Tablas-Alarcos. Entretanto se han publicado varias monografías de autores teatrales alemanes, entre ellas un tomo con otras tres piezas de Schimmelpfennig. En el prólogo se dice: “¿Por qué Schimmelpfennig aquí y ahora? (…) Porque provoca un mestizaje de texturas, donde los personajes cohabitan un tiempo aparentemente aceitoso, mercurial y, sin embargo, reconocible. Porque crea situaciones que, a pesar de ser muy ilógicas y desmedidas, resultan tan humanas.“
Es un mérito especial del presente libro su contribución a que el público latinoamericano acceda ahora también a las conferencias impartidas por Schimmelpfennig durante la Segunda Cátedra Poética de Dramática.
Judith Maiworm
Oficina de Enlace del Instituto Goethe, La Habana
Idomeneo, de Roland Schimmelpfennig (Deutsches Theater Berlin, 2009), dirección: Jürgen Gosch, escenografía: Johannes Schütz
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Marek, cubierto por completo de polvo, atraviesa el suelo y sale a la superficie. Trepa, se tambalea un poco. Reflexiona brevemente sobre si debe seguir trabajando. Los otros lo miran. RUDI le alcanza su bocadillo. RICKI le da una cerveza. Se sienta. |
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Silencio. |
RUDI |
¿Y? |
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Pausa. Demora hasta que Marek está listo. |
MAREK |
El rey Runza es un rey malhumorado. |
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Breve pausa. |
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Pero es un rey, y cabalga sobre una urraca por todo su reino de hadas y elfos. |
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Breve pausa. |
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Y la urraca es una bestia. |
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La urraca dice que ella es una grajilla, pero en realidad no es más que una urraca, y ambos lo saben, el rey Runza y el animal sobre el que cabalga. |
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Qué estás hablando, qué estás diciendo, dice Runza, y golpea a la urraca, y le arranca las plumas, y la urraca devora caracoles y picotea huevos ajenos para que le vuelvan a salir plumas, |
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y las yemas siempre manchan su vestido de plumas y su pico, |
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la urraca es repugnante, dice el rey Runza. |
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Bebe un sorbo y reflexiona mientras sacude la cabezaPero cuando le aprieta demasiado, cuando a Runza le aprieta demasiado, deja de cabalgar sobre la urraca y lo hace sobre un colibrí, y el colibrí es vanidoso y picotea a la urraca en la cabeza, y por eso Runza golpea al colibrí y le arranca plumas, y el colibrí come moscas para que le vuelvan a salir plumas y para que se alivie el dolor, y cuando a Runza le aprieta demasiado en el colibrí porque no logra pasar a través de las ranuras, entonces cabalga sobre un mosquito, y el mosquito llora y llora porque sabe que morirá pronto, y después de atravesar con Runza las ranuras de las puertas y las grietas de las cortezas, Runza se lo come vivo, y el mosquito chilla y chilla, pero Runza es el rey, y cuando el mosquito chilla, todas las hadas y elfos saben que Runza está cerca. |
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Breve pausa. |
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Podría pensarse que las hadas y los elfos amaban el bosque, el verdor, la pradera, pero no: |
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Lo que más le gusta a Runza es viajar por su reino de piedras, por el repello y la argamasa, por las ciudades, por las casas, por las paredes, por los pisos, durante esos viajes cabalga sobre una cochinilla, jojo, ju, o encima de una larva, o sobre un ácaro, tambaleándose encima de este a través de las ventanas, los pisos, las camas… |
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Los cuerpos sudan, los niños lloran y las mujeres suspiran y los hombres gruñen cuando Runza y su cabalgadura pasan por encima de ellos, |
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con las banderas al viento y con música de arañas |
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inaudible para nuestros oídos, |
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dónde están los campos dorados, dónde están los campos dorados, |
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así suena siempre la música. |
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Breve pausa. |
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La música de arañas, las arañas corren detrás de la cabalgadura, y allá donde ves correr a una araña, Runza no puede andar lejos, y cuando la araña ha desaparecido, es que Runza la devoró, y mientras la devora, la araña canta más bello que nunca, clara y diáfanamente, como una estrella, |
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dónde están los campos dorados, dónde están los campos dorados. |
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Aquí están, aquí, dice un pez plata, que marcha a la cabeza, por acá, aquí, y: ahí están, ahí están los campos dorados, diminutos tambores y flautas resuenan y las largas banderas se agitan al viento, |
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aquí están, aquí, y ahí, en las ranuras entre las tablas, bajo el suelo y en las juntas, está creciendo, aquí crece el polvo de hadas, aquí crece el polvo púrpura, aquí crece el oro. |
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Breve pausa. |
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Y Runza pasa su mano sobre los hilos de oro, él es el señor de todo y nadie lo sabe. |
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[…] |
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De repente estaba yo de pie frente al trono de Runza, construido con una avellana de oro, y yo era súbitamente diminuto. Donde yo estaba, todo era claro y oscuro al mismo tiempo, era como un entremundo, y encima de nosotros tronaba, eran vuestras voces y vuestros pies. |
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Estamos debajo de los tablones, dice Runza, este es el Entrerreino, el reino de las hadas y del oro, |
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hay tres reinos, sabías eso, Marek, |
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cómo sabe usted quién soy yo, |
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yo lo sé, yo soy el rey en el Entrerreino, soy el rey Runza, |
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hay tres reinos: el reino de Adelante, de donde eres tú, el Entrerreino, que es donde estás ahora, |
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y existe el reino de Atrás, de ese ten cuidado, Marek. |
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Breve pausa. |
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Y entonces me golpea por primera vez. |
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Oye, Marek, tienes que tener cuidado, qué estás haciendo aquí, aquí no se te ha perdido nada, cómo has venido a parar al Entrerreino, aquí no se te ha perdido nada, y ahora, qué va a ser de ti ahora, pues ya no puedes regresar, eso lo sabes bien, ningún ser humano ha entrado jamás al Entremundo, y ningún ser humano lo podrá abandonar jamás. |
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¿Pensaste que ibas a tocar el moho, cogiste los hilos dorados, querías cosechar? Pero eso no te pertenece, eso no es moho, lo parece, pero es polvo de hadas, es oro, y dime, Marek, en qué parte del mundo de Adelante hay más moho y entonces te diré dónde está el oro. ¡Oro! |
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Los enanos aman las piedras, los diamantes, también los metales, pero no los pueden sembrar, solo Runza, el rey de las hadas y los elfos siembra oro, y a cambio de estar tú aquí… |
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Breve pausa. Bebe un sorbo. |
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Y a cambio de estar tú aquí… |
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Breve pausa. |
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Y entonces Runza me vuelve a golpear y salta por doquier y se desnuda y, mientras lo hace, le arranca la cabeza de una mordida a una mosca, y la mosca se sigue frotando las piernas descabezada, Marek, Marek, grita él, desnudo y obeso, con la grasa abombada en torno a su cadera, con muslos grasientos, tú eres la persona correcta, vas a ser tú, voy a darte a mi hija por esposa, no importa si formas parte de este lugar o no, ven, desnúdate, vas a ser mi hijito, muerde a la cochinilla, muéstrame lo que sabes hacer, arráncale la cabeza de una mordida, succiónala, |
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vamos, vamos, ¡música!, ¡música de arañas! |
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Y los animales empiezan de nuevo a tocar los tambores y la flauta, |
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ahí viene mi hijita, te casarás con ella, pero te voy a decir algo, te voy a decir algo, no seas demasiado bueno con ella, es una bestia, tienes que golpearla diariamente, no seas bueno con ella…, |
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¡ahí viene, ahí viene! |
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Breve pausa. Bebe un sorbo de cerveza. |
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Y ahí viene ella, Clarion, delgada como la tela de una araña, y plateada, transparentemente blanca, con cabello rubio y ojos grandes, cabalga sobre un escarabajo que se tambalea y gime, ¡es que ella pesa mucho! |
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Tan fina como el rocío y pesada como plomo, como mercurio, como oro, tan pesada como todo el oro de la Tierra, y llega después de su padre, azotando al escarabajo, que apenas es capaz de sostenerla y se le salta la coraza de las articulaciones, cruje, rechina y el animal chilla y chilla, y entonces revienta, y la hija de las hadas salta vociferante de la cabalgadura muerta y lame la sangre del animal regada por el suelo, Marek, dice ella con voz clara como una campana, Marek, ven, este es el banquete de bodas, ven, ven conmigo, |
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tienes que golpearla, Marek, golpearla siempre, dice el rey Runza, enciérrala, no le enseñes a hacer nada, déjala pasar hambre, ten cuidado de que no se te vuelva demasiado lista, mantenla tonta como un cerdo, córtale los dedos de los pies, esos vuelven a crecer, arráncale los dedos de las manos con una pinza, y la lengua, si quieres cosechar el oro, joven, tienes que estar alerta, tienes que soportar el dolor, tienes que ser duro contigo y con los demás, sobre todo tienes que causar dolor, nuestro oro solo crece con dolor… |
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Breve pausa. Bebe un sorbo. |
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Y entonces golpea a su hija en el rostro con el cetro. |
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Breve pausa. |
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Ves, así, así es como se hace, Marek. |
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Breve pausa. |
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Y ella… ella dice, papá, papá, hoy hay boda, y llora y grita y abre la boca, que cada vez se hace más grande, y de repente agarra al padre con una llave de hierro, ooo, grita el padre, me vas a venir con eso, me vas a venir con eso, te voy a matar, grita él, te vas a morir virgen, y entonces la hija de las hadas devora al rey frente a mis ojos. |
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Breve pausa. |
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[…] |
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Marek, dice ella. |
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Breve pausa. |
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Ven, Marek, dice Clarion, ven conmigo. |
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Breve pausa. |
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Y bien, Marek, Marekito, qué pasa… |
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Breve pausa. |
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¿No quieres venir conmigo? Toquen, toquen para nosotros…, y las arañas tocan una música, una marcha lenta. |
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Marek toca la marcha. |
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Y ella me da la mano, tan fina y tierna, casi transparente. |
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Breve pausa. |
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Y así marchamos cogidos de la mano por nuestro reino. |
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Breve pausa. |
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Ella es la nueva reina de las hadas, y yo…, yo soy el nuevo rey de las hadas, y ella dice: ¿Ves los campos dorados, Marek? |
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Todo eso es nuestro. |
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Y todos los animales inclinan sus cabezas ante nosotros, |
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las cochinillas, los escarabajos, los peces plateados, los mosquitos y las urracas…, y el viento sopla entre las vigas del techo y las tablas y las ventanas y las chimeneas, en las alturas y en las hondonadas, y Clarion dice: |
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¿Estás escuchando el viento, mi amado Marek? |
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No es un viento bueno, es un viento de Atrás, que nunca suele soplar, ojalá no soplara así…, bésame, mi amor, y adiós… |
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Breve pausa. |
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Y entonces… |
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Breve pausa.1 |
Este texto es un fragmento de mi pieza Si esto, entonces lo otro: qué hacemos, cómo y por qué (un título que sigue el ejemplo del texto de Donald Barthelme Our Work And Why We Do It);2 la pieza fue arruinada en 2011 por un director todavía joven, prepotente y vanidoso, y por un actor viejo, prepotente y vanidoso, farfullando en público, sin entender en lo más mínimo el asunto y mis intenciones.3
De esta forma el texto ha quedado dañado por un largo tiempo, pues los estrenos y premieres fracasados no se vuelven a llevar a escena en Alemania, y, por supuesto, también apareció un crítico, EL crítico, Gerhard Stadelmaier, que no hizo diferencia entre texto y representación y que, en consecuencia, fustigó el conjunto, tuvo que fustigarlo, sin entender o querer entender lo que realmente había sucedido.4
El iracundo autor: LO QUE ME GUSTARÍA DECIRLE ALGUNA VEZ A STADELMEIER:
Me agradan sus críticas, también las duras, siempre, pero escribir críticas es fácil y cosa rápida, realmente, es asunto de un par de horas, y las críticas se escriben mejor en medio de la embriaguez del entusiasmo, o de la decepción, o del cálculo.
A veces usted se deja cautivar por la porquería más grande del mundo, y a veces se lanza a zurrar a diestra y siniestra…, por puro placer en el entusiasmo o en la indignación. En ninguno de los dos casos se ayuda a nada ni a nadie. Esas críticas teatrales son solo relevantes en apariencia.
Pero dejémoslo ahí.
Son gajes del oficio.
Ese es el peligro, el riesgo, cuando uno escribe piezas teatrales: hay que soltarlas de la mano, dejarlas ir, que te vaya bien, querida pieza mía, cuántos años pasamos juntos, cuánto tiempo estuve escribiéndote o pensando en ti, un año, dos años, a veces también cuatro o cinco, ojalá en tu viaje por el mundo solo vivas cosas buenas, pero, por supuesto, las cosas no son así: Al borde del camino siempre acechan los idiotas, los fatuos vanidosos del mundo cultural, y son demasiado tontos, demasiado apresurados, demasiado seguros de sí mismos como para ser verdaderos.
Me encolerizo cada vez que pienso en eso.
El buen teatro y la vanidad no se llevan bien.
El teatro malo y la vanidad van de la mano, siempre.
La poética es la teoría de la poesía.
Componer, escribir, significa condensar5. Comprimir la realidad, condensarla en forma de lenguaje.
Cuando se condensa un pedazo de carbón, surge un diamante.
Cuando se condensa la realidad, surge arte.
Cuando se infla la realidad, surgen algunas ilusiones.
El arte pone el dedo en la llaga.
Las ilusiones no lo hacen, ellas adormecen el dolor.
Hablar sobre el teatro, sobre la escritura, sobre la poética, no me resulta fácil. Evito explicarme a mí mismo y a mis textos, a mi “arte”.
Antes casi siempre rechazaba dar cualquier tipo de información al respecto, pero en los últimos años estuve varias veces obligado a hacerlo, y después estuve casi siempre muy feliz de haberme planteado esa tarea.
Todo lo académico-teatral me resulta bastante ajeno; en consecuencia, mis consideraciones “teóricas” (así, entre comillas) son raras.
Algunas de las cosas que aparecen en los textos que siguen, quizás las conocen por lo menos los especialistas entre los lectores: el Discurso por el Premio de Teatro de Berlín, dedicado a Jürgen Gosch y Johannes Schütz, se publicó después en Theater heute.6 Hubo también un artículo mío en el periódico Tagesspiegel con motivo del Festival de Piezas Teatrales de Berlín hace algunos años,7 el cual todavía hoy se puede encontrar en Internet a través del artículo sobre mi persona en la Wikipedia alemana, que, dicho sea de paso, no escribí yo y, en parte, es erróneo e incompleto. En noviembre de 2012 impartí una llamada last lecture, se trató de un discurso en la Iglesia de Santa María, en Berlín, y que, con un poco de paciencia, debería poder encontrarse todavía en la página web de la Iglesia.8