Autores varios
Chilam Balam
de Chumayel
Traducción, edición y notas
de Antonio Mediz Bolio
Barcelona 2022
linkgua-digital.com
Créditos
Título original: Chilam Balam.
© 2022, Red ediciones S.L.
Traducción de: Antonio Mediz Bolio
Revisada y actualizada por: Ramón Bastarrachea Manzano, Domingo Dzul Poot y Miguel Rivera Dorado
e-mail: info@linkgua.com
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9816-648-4.
ISBN ebook: 978-84-9897-143-9.
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Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 7
Libro de Chilam Balam de Chumayel 9
Introducción 9
Capítulo I. Crónica de los antepasados 13
Capítulo II. Lamentaciones en un Katún once Ahau 21
Capítulo III. El final del tiempo antiguo 23
Capítulo IV. Notas calendáricas y astronómicas 27
Capítulo V. Palabras del Suyua Tan 32
Capítulo VI. Los viejos y los nuevos dioses 43
Capítulo VII. El Katún trece Ahau 53
Capítulo VIII. Canto triste de los Itzaes 57
Capítulo IX. El nacimiento del uinal 59
Capítulo X. Sucesos en un Katún diez Ahau 62
Capítulo XI. Segunda serie de palabras del Suyua Tan 66
Capítulo XII. La rueda de los Katunes 72
Texto de la rueda de los Katunes 73
Capítulo XIII. Vaticinios de los Trece Katunes 82
Capítulo del año Katún 84
Capítulo XIV. Las últimas profecías 100
Libros a la carta 107
Brevísima presentación
El Chilam Balam (o el libro del adivino de las cosas ocultas) es una colección de libros escritos durante los siglos XVII y XVIII en lenguaje Maya, en el actual México.
Estos textos pretendieron contener los secretos de los mayas y son una fuente importante para el conocimiento de la religión, historia, folklore, medicina, y astronomía de dicha cultura. Se supone que hubo una cantidad mayor de libros en la colección de Chilam Balam (denominados con los nombres de lo pueblos en los que fueron escritos), pero solo un puñado han sobrevivido hasta hoy.
Los libros más importantes del Chilam Balam son los siguientes:
Maní
Tizimín
Chumayel
Kaua
Ixil
Tusik
Códice Pérez
El Chilam Balam de Chumayel, es quizá el más importante de todos. Balam es el nombre más famoso de los chilames que vinieron antes de la venida de los europeos al continente. Es un nombre de familia pero significa brujo o mago y Chilam o Chilán es el título que se daba a los oráculos que interpretaban los libros y la voluntad de los Dioses. La palabra significa «el que es boca». Balam es también «Jaguar». Los mayas clásicos tenían un Dios Jaguar. Chilam Balam se puede traducir como «Jaguar acostado».
Libro de Chilam Balam de Chumayel
A la esclarecida memoria del tres veces ilustrísimo doctor don Crescencio Carrillo y Ancona, gran sabio en el espíritu, en la lengua y en la vida del Mayab, y a cuyo amor por la insigne raza de que fue hijo excelso se debió la conservación de este precioso libro dedica con filial y devoto respeto este trabajo.
Introducción
El llamado Chilam Balam de Chumayel es el más importante de los códices, propiamente manuscritos mayas, que hasta hoy se conocen. Como todos los otros, es una sucesión de textos de diferentes épocas y estilos. Generalmente se ha tenido como compilador de ellos a un indio instruido llamado don Juan José Hoil, natural y vecino de Chumayel, en Yucatán, según aparece en una nota por él suscrita, con fecha 20 de enero de 1782, en la página 81 del libro; pero es muy probable que, aparte del mencionado Hoil, hayan intervenido otros indios en la formación del manuscrito, ya que se puede apreciar que hay en él distintos caracteres y formas de letra y aun distintas clases de ortografía.
La mayor parte de los textos son de índole mística; otros, contienen síntesis de relaciones de hechos, aunque también con un sentido indudablemente religioso; otros, son cronologías extremadamente sintéticas como las que los mayistas llaman «Serie de los Katunes»; hay, también, interesantísimos fragmentos que muchos han tomado, a primera vista por simples colecciones de acertijos y que en realidad no son sino fórmulas simbólicas de iniciación religiosa. La última parte del manuscrito consiste, principalmente, en la transcripción de las «Profecías» atribuidas al sacerdote Chilam Balam y a otros. Del nombre de este sacerdote Chilam Balam han tomado el suyo los manuscritos mayas que, vulgarmente, son llamados desde hace mucho tiempo: libros de Chilam Balam.
El manuscrito de Chumayel fue encontrado en el pueblo de su nombre a mediados del siglo XIX y entregado al egregio obispo don Cresencio Carrillo y Ancona, eminentísimo historiador, en cuyo poder estuvo hasta su muerte. Se sabe de una copia hecha por Berendt en el año de 1868 y varios fragmentos de esa copia fueron publicados por Brinton en sus Maya Chronicles.
Después de la muerte del señor obispo Carrillo y Ancona, su albacea, don José Dolores Rivero Figueroa, permitió al ilustre sabio don Teoberto Maler, fotografiar, página por página, el valiosísimo documento1 y, no sé si antes o después, el señor G. B. Gordon2 hizo también una reproducción fotográfica del mismo manuscrito, que le fue facilitado por don Audomaro Molina, y que se editó en 1913 bajo los auspicios del University Museum, de Filadelfia. Esta magnífica reproducción es la que hoy, afortunadamente, permite el estudio del manuscrito, ya que el original desapareció de la Biblioteca «Cepeda», de la ciudad de Mérida, en donde fue depositado después de la expropiación que de él se hizo al albacea del señor Carrillo y Ancona por el año de 1916.3
Es muy de lamentarse que el señor Carrillo y Ancona, cuya autoridad en asuntos mayas, y sobre todo en el idioma, fue indiscutible, no hubiese hecho una traducción completa del manuscrito. Las traducciones fragmentarias incluidas en la obra de Brinton son, por razón natural, muy deficientes y se reducen a las páginas de cronología, brillantemente traducidas después por don Juan Martínez Hernández. Por lo general, ha sido desdeñado todo lo demás del libro con excepción de algunas de las «profecías» (ya traducidas, con los errores de la época, por el padre Lizana, quien tomó el texto de repeticiones orales hechas por los sacerdotes indios contemporáneos de la Conquista).
En 1933, tres años después de publicada la primera edición de esta traducción íntegra del manuscrito que hoy, honrándome mucho, edita por segunda vez la Universidad Nacional de México, apareció una versión al inglés, del profesor Roys, editada por la Carnegie Institution, de Washington. Posteriormente, el profesor Gates publicó una nueva versión suya en el «Maya Quarterly».4
Sin duda alguna, los textos del Chumayel, más o menos adulterados, provienen directamente de antiguos cantos o relaciones poemáticas que de padres a hijos fueron bajando, repetidos de memoria, hasta los días de la dominación española, al principio de la cual algunos de los indios (probablemente sacerdotes) que aprendieron a escribir con los caracteres europeos consignaron sigilosamente por escrito tales relaciones con objeto de que no se perdieran en definitiva. Estos manuscritos formaron así, nuevos Libros Mayas devotamente conservados en secreto por sus privilegiados poseedores, según la liturgia tradicional que hacía de los Yanaltés o Libros, cosa santa y oculta.
Un estudio lento y cuidadoso del Chumayel, me hizo encontrar en él cosas tan interesantes y tan llenas de belleza, que me determiné a emprender la difícil tarea de ir vertiéndolo íntegro al castellano, para entregarlo en este volumen, al examen y a la discusión de los hombres interesados en esta clase de asuntos y que no conocen la vieja lengua del Mayab.
Declaro que mi principal propósito al acometer este trabajo, fue lograr que, sin que la traducción resultase oscura, conservara hasta donde fuera posible toda la fuerza literal de la expresión maya, para conseguir el resultado de que la intención mental y la ideología pura de aquellos textos pudiera ser apreciada a través del castellano, sin afectar de nuestra mentalidad moderna y mestiza ni la esencia ni la forma maya. Conservando esta disciplina y ayudando mis limitados conocimientos de la lengua con los instrumentos más autorizados, creo haber podido lograr una labor que confío habrá de ofrecer alguna novedad y que, acaso, como a mí mismo, sorprenda un poco a los que no imaginaban el verdadero carácter ni el alcance ni la profundidad de la antigua literatura mística de nuestros padres mayas.
Es cierto que algunas veces, sobre todo cuando se cruza por la maraña sintética de los textos religiosos arcaicos, es preciso interpretar un poco al mismo tiempo que traducir literalmente y que, en ocasiones, se tropieza con la dificultad de poder encontrar, en la precisión, a veces demasiado rígida, de nuestros vocablos, la representación propia del sentido maya auténtico, muchas veces sutilísimo y abstracto, que, especialmente en los conceptos religiosos, más bien sugiere que expresa y que casi nunca deja de tener fina intención alegórica y esencia oculta.
Pero puedo decir sinceramente que, hasta donde cabe, no he interpretado sino vertido con empeñosa fidelidad, concepto a concepto, dejando a los que estudien estos misteriosos escritos el entenderlos e interpretarlos conforme a su preparación y a su intuición personal y propia. Pienso que, contra lo que hasta hoy se ha creído generalmente, la forma y el asunto de casi la totalidad de este manuscrito ha de interesar más a los hombres versados en cuestiones de mística y de esoterismo que a los arqueólogos y a los historiadores. También ofrecerá interés el estudio de estos textos a los aficionados al arte antiguo, que quieran encontrar muestras más o menos fidedignas de la auténtica literatura maya.
Por mi parte, solo podría ufanarme de haber puesto en esta versión, a través de largas y laboriosas vigilias consagradas a este trabajo, todo mi amor y todo mi esfuerzo por hacer una obra honrada que en algo ayude a conocer más el espíritu inefable de la misteriosa y antiquísima raza, en medio de cuyos últimos vástagos nací y he vivido mis mejores años.
Antonio Mediz Bolio
1 En 1887. (N. del E.)
2 Director del Museo de la Universidad de Pennsylvania.(N. del E.)
3 En 1938 apareció en los Estados Unidos, ofrecido en venta por la suma de 7.000 dólares. Después fue ofrecido al doctor Sylvanus G. Morley por la suma de 5.000 dólares. (N. del E.)
4 En 1955 se tradujo al francés (Peret). (N. del E.)